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Qué es y cómo diseñar un huerto permacultural

La permacultura es un sistema de principios de diseño agrícola y social, político y económico basado en los patrones y las características del ecosistema natural.
Tiene muchas ramas, entre las que se incluyen el diseño ecológico, la ingeniería ecológica, diseño ambiental, la construcción y la gestión integrada de los recursos hídricos, que desarrolla la arquitectura sostenible y los sistemas agrícolas de automantenimiento modelados desde los ecosistemas naturales.
En realidad la permacultura es una forma diferente de entender las relaciones de las personas con su entorno natural.
La idea es que el hombre y la naturaleza pueden convivir en armonía, sin que se produzca una sobre explotación que pueda poner en peligro la biodiversidad y, en definitiva, la salud presente y futura del planeta.
Factores asociados a la permacultura
Para conseguir sus objetivos, la permacultura se basa en un conjunto de conocimientos y técnicas, algunas muy antiguas y otras contemporáneas. De esta mezcla de procedimientos nace una nueva forma de practicar la agricultura, incluyendo factores y aspectos tan diversos como nuevos diseños agrícolas, tanto estéticos como de producción, uso de energías renovables, técnicas de bioconstrucción, tratamiento natural de las aguas, etc.
Cómo diseñar un huerto permacultural
El primer paso para iniciar tu huerto o jardín de permacultura es pensar en el diseño, el cual debe emular a la naturaleza. Debes procurar que la disposición del huerto sea lo más natural posible, sin demasiado orden, más bien espontáneo como ocurre en la naturaleza.
Siembra: la estrategia correcta para la siembra será sembrar las plantas nuevas en el momento en que las existentes se encuentra en su final, de esta manera se retroalimenta el ciclo productivo.
Los productos químicos no tienen cabida en esta nueva forma de entender la agricultura, usaremos siempre abonos y productos naturales.
Creación de microclimas: plantaremos plantas que crezcan juntas para que puedan protegerse mutualmente del viento o el sol.
Microsistemas acuáticos: es recomendable incorporar un pequeño estanque siempre que sea posible, con el fin de crear un ecosistema acuático, que son los más productivos de todos. Incluso te puedes atrever con el cultivo de plantas acuáticas comestibles.
Jardín vertical: Para un mejor uso del espacio, podemos cultivar plantas que crecen en superficies verticales. Existen múltiples ejemplos: uvas, kiwi, maracuyá, calabazas, melones, sandías, etc.