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Cuidados del chopo



A nivel ornamental, el chopo permite su cultivo en cualquier jardín. Los principales condicionantes son la fertilidad y profundidad de suelo y los requerimientos climáticos.

Se puede plantar en línea distintos chopos para crear una protección o privacidad en forma de setos, así como para aislar zonas. Una de las especies más representadas del género Populus es Populus alba, conocido como álamo blanco, álamo común o chopo blanco.


Este representante, es un árbol caducifolio de crecimiento vertical que puede llegar hasta los 30 metros de altura.


Climatología

La climatología, junto con la fertilidad de suelo, es una de las condiciones más importantes para analizar. Es importante también controlar la altitud, ya que condiciona enormemente el periodo de actividad vegetativo. A mayor duración, mayor acumulación de reservas en la madera y mayor desarrollo. A su vez, mayor altitud también hace que se acumulen temperaturas más bajas y sea propenso a heladas.

Los chopos cultivados en Castilla y León suelen plantarse en zonas con una altitud inferior a 1000 metros.


Temperatura

El chopo blanco es una especie de clima continental que soporta muy bien el frío y los extremos de calor. En España, suele cultivarse en la zona norte, con inviernos bastante fríos y veranos suaves.


Iluminación

El chopo necesita plena iluminación, especialmente en los primeros años de vida. Cultivado en el jardín, debemos evitar cualquier sombra generada por vallas o paredes de la casa. De hecho, en el apartado de suelo te contaremos por qué debes alejarlo de cualquier tipo de instalación subterránea o cimientos.


Humedad

Se adapta a cualquier situación de humedad relativa, incluso a las zonas costeras.


Suelo

El chopo necesita un suelo con buena profundidad y sin capa freática cercana. Sus raíces son muy pivotantes y alcanzan varios metros de profundidad, de ahí que puedan afectar a instalaciones subterráneas y cimientos de casa. Por ello se recomienda alejar un mínimo de 5 metro cualquier árbol del género Populus de la casa.

En su desarrollo, especialmente en los primeros años de vida, requiere suelos fértiles, con una base de materia orgánica, preparación previa de suelo y aporte de abono mineral al inicio.


Posteriormente, con el desarrollo voluminoso de sus raíces, tiene mayor disponibilidad de encontrar humedad y nutrientes.

A nivel de textura y pH, prefiere suelos ligeramente ácidos, para conseguir una buena solubilidad de nutrientes) y textura suelta, con buen contenido en arenas.

Terreno ideal para plantación

Contenido en materia orgánica: 2% pH: rango entre 6 y 8 Contenido en caliza activa: <5% Textura de suelo: franco o franco-arenoso Tipo: no salino (<0,5 mS/cm) Profundidad de suelo: mínimo 4 metros.


Suelos muy pesados reducen el desarrollo de sus raíces por acumulación excesiva de humedad. Por tanto, cuando analicemos la textura de suelo, debemos evitar su plantación si el contenido en arcillas supera el 15%.

Para cultivo en producción maderera, el chopo se suele plantar con un marco de plantación de 6×6 m, lo que equivale a 278 pies árboles por hectárea. Para la creación de una línea divisoria, separación de espacios y privacidad, se plantan a una distancia entre 1 y 1,5 metros entre especies de chopos.


Características del riego y abonado

Riego

De forma natural, el chopo suele desarrollarse bien en lechos fluviales, suelos considerados muy fértiles y con fácil acceso a la humedad. Por ello, es una especie que necesita humedad en el suelo, especialmente en zonas con pluviometrías altas.

Los riegos tienen que ser moderados. Si se cultiva en el jardín, se adapta perfectamente al riego por goteo, aportando agua de 2 a 3 veces por semana a partir de primavera y verano. En invierno, podemos reducir el aporte de agua al mínimo, dependiendo de la pluviometría de la zona.

Abonado

El aporte de nutrientes minerales va en función de la naturaleza y fertilidad de nuestro suelo. Es importante, antes del trasplante, aportar una buena cantidad de materia orgánica mezclada con el suelo. Hablamos de 30 a 40 t/ha para tener un porcentaje superior al 1,5% de M.O.

A nivel de jardín, antes del trasplante, aportaremos entre 3 y 5 kg por hoyo de plantación, suficiente para aumentar la conservación de humedad y garantizar el desarrollo de las primeras raíces, las más importantes para su adaptación.

En chopos de producción, también se puede aportar fertilizantes inorgánicos, especialmente ricos en nitrógeno. Si buscas un rápido crecimiento de tu chopo en los primeros años de vida, una solución recomendable es el uso de abono granulado NPK 12-10-18 + 2MgO con micronutrientes.


Multiplicación, poda y trasplante


Multiplicación

El chopo puede multiplicarse a partir de semillas, obteniendo especies diferentes de su madre, o mediante esquejes, una operación bastante habitual y que conservará propiedades idénticas al brote que hayamos cogido.

Para conseguir una especie nueva a partir de esquejes, buscaremos un tallo de 40 cm de longitud, poco lignificado, que plantaremos en una maceta con fibra de coco o vermiculita. Es recomendable aplicar hormonas de enraizamiento para mejorar la salida de nuevas raíces y, por supuesto, mantener en continuo la humedad del sustrato.

El proceso de enraizamiento del chopo lleva aproximadamente de 3 a 4 semanas.


Poda

Aunque no es algo habitual, especialmente por las dimensiones que alcanza el árbol, el chopo se adapta a la podas, especialmente cuando se quiere dar una formación específica o se pretende eliminar ramas y brotes cruzados.


Trasplante

El trasplante del chopo se recomienda realizar justo cuando empieza a moverse más la savia, con el aumento de las temperaturas. Por ello, se recomienda realizar la plantación a inicios de primavera, si el ejemplar ya tiene raíces desarrolladas, comprado en un vivero.

En nuevas plantaciones, se suelen seleccionar varetas o estaquillas compradas en organismos certificados, debiendo cumplir un tamaño mínimo recomendable para su plantación. Se compran con un mínimo de yemas ya formadas, entre 2 y 5 para estaquillas y varetas, respectivamente.

Para las estaquillas, se pide una longitud mínima de 20 cm. Para el caso de las varetas, entre 1,5 y 3 metros.

A la hora de realizar el trasplante, podemos elegir 2 vías: plantación a raíz superficial o la plantación a raíz profunda. Si lo realizamos a raíz superficial (poca profundidad de plantación), el chopo necesitará apoyo de riego en los primeros años.

Si se realiza la plantación a raíz profunda, se busca el agua aportada por la capa freática, asegurando el aporte de agua durante todo el periodo vegetativo, con producciones mayores.

Si la plantación la hacemos a través de varillas o esquillas, sin raíz, el trasplante tendremos que realizarlo fuera del periodo vegetativo. En primavera, puede suponer un estrés adicional la producción de raíces en periodos de calor, por lo que se aconseja.

Bajo este método, la mejor época es a mediados de otoño, antes de la llegada de las heladas, o a finales de invierno, entre los meses de febrero y marzo.


Fuente: https://www.antestodoestoeracampo.net