Jardineros Profesionales
¿Cuál es el mejor momento para abonar?

Abonar es aportar al césped los elementos necesarios para mantenerlo nutrido durante todo el año. Para conseguir un buen abonado es necesario nutrir al césped con los niveles óptimos de minerales N (Nitrógeno), P (Fósforo) y K (Potasio) para:
Mejorar su enraizamiento y crecimiento.
Obtener mayor resistencia y fortaleza ante plagas y enfermedades.
Incrementar su densidad.
Recuperar el color.
El abonado y el riego son los factores más importantes para mantener el césped en condiciones óptimas.
¿Cómo abonar?
Existen diferentes variedades de abonos (sólidos, líquidos, foliares…). Independientemente de la clase de abono, sea cual sea su formulación o estado, hay que evitar hacer concentraciones al esparcirlo. Es necesario repartirlo de forma homogénea por toda la superficie, intentando evitar zonas con exceso de abono y zonas con déficit.
¿Cuándo abonar?
El abonado debe realizarse 1 o 2 días después de la siega y es necesario que el césped esté seco. Después de cada abonado es muy importante regar abundantemente (sobre todo durante los meses de verano, evitando las horas de sol directo) para evitar posibles quemaduras y conseguir una buena adherencia del abono al terreno.
¿Qué abono es necesario utilizar en función de las estaciones del año?
Según la época del año en la que nos encontremos, es necesario aplicar diferentes tipos de abonos en función de las necesidades del césped.
FINALES DE INVIERNO: es aconsejable aplicar abonos que tengan una concentración más alta en nitrógeno. El nitrógeno ayudará al crecimiento vegetativo del césped y a reactivarlo después del invierno. Para suelos pobres en materia orgánica y/o con un drenaje deficiente es ideal utilizar fertilizantes orgánicos / órgano-minerales para mejorar la estructura y la actividad microbiana del suelo, y conseguir así reducir la aportación posterior de abono mineral y mejorar sustancialmente el estado del césped.
PRIMAVERA-VERANO: Se aconseja aplicar abono de liberación lenta (de dos a tres meses). Es importante que la concentración de nitrógeno sea más elevada que las concentraciones de fósforo y potasio, porqué nos interesa mantener el color verde del césped.
FINALES DE VERANO: También es necesario aplicar abono de liberación lenta (de dos a tres meses). En este caso, se puede disminuir la concentración de nitrógeno y aumentar las de fósforo y potasio, para favorecer el enrizamiento y la fortaleza del césped.
OTOÑO: Es necesario abonar con fertilizantes altos en fósforo, de este modo aseguramos un buen enraizamiento del césped y la conservación de sus propiedades durante los meses de invierno.
En el caso de siembras o colocación de tepes de césped natural os recomendamos el uso de algún tipo de enmienda orgánica para mezclar con la tierra, antes de la siembra o la colocación de los tepes, para mejorar la tierra mediante la incorporación de materia orgánica y conseguir un crecimiento más rápido de las semillas y raíces.
Ventajas del uso de abonos de liberación lenta
Los abonos más recomendables en césped son los de liberación lenta (de dos a tres meses), ya que aumentan el tiempo entre fertilizaciones y consiguen que el crecimiento vegetativo de la planta sea uniforme. El abono se va liberando en función de las necesidades de la planta (con más humedad aumenta la necesidad de abono y se libera más cantidad), gracias a una capa protectora que tiene cada grano de abono. Así se mantiene herméticamente sellado, se aprovecha al máximo y se evita la perdida y contaminación por sobredosis.
Proporciona una nutrición adecuada durante un tiempo relativamente largo. Garantiza una buena nutrición durante toda la temporada y se adapta a las necesidades del césped.
Evita el crecimiento excesivo del césped después de abonarlo, debido a que una parte del nitrógeno es asimilado directamente, el resto se asimila progresivamente durante su liberación.
Reduce las perdidas por exceso de agua (lluvia, riego, evaporación…)
Evita la contaminación de las aguas subterráneas producidas por el descenso de abonos a capas subterráneas o aguas residuales por concentración de nitratos.
Ahorra tiempo, trabajo y dinero debido a que necesitamos abonar menos veces. También nos ahorramos tener que hacer tratamientos fitosanitarios al mantener el césped sano.
Reduce el peligro de infecciones fungicidas al reducir el ataque de parásitos.
Reduce el riesgo de salinidad del suelo y el bloqueo de elementos nutritivos.
Consigue un equilibrio nutricional y fitosanitario de la planta a lo largo de todo el año.