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Consejos para ahorrar agua en el jardín


Hoy, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua. El lema de las Naciones Unidas de este año es: “No dejar a nadie atrás”. Un lema que pretende recordar que el agua es un elemento necesario para todo el mundo.


Todos podemos colaborar en el ahorro de agua en algún aspecto, tanto si nos dedicamos profesionalmente a la jardinería como si tenemos un jardín o huerto en casa. Un aspecto clave de la jardinería ecológica es el riego.


Sea como fuere, lograr un jardín hermoso, floreciente o, de igual manera, un huerto que luzca no exige un riego generoso. No necesariamente puede generalizarse al respecto, pues cada planta tiene sus necesidades hídricas en cada momento del año, entre otras circunstancias.


En todos los jardines o huertos puede ahorrarse agua con gestos simples que ahorrarán dinero y ayudarán cuidar el entorno.


A continuación repasaremos algunos consejos para que lograr un riego eficiente, de fácil aplicación en pequeñas o grandes superficies. Simplemente, se trata de cambiar el chip mental y ponerse a ello para lograr los mejores resultados.


Regar lo necesario


Ser comedidos a la hora de regar puede ser un mal consejo, pues cada planta exige unos determinados cuidados, por lo que regar lo justo y necesario, adaptándonos a las diferentes necesidades de las plantas puede hacer una gran diferencia.


Será fácil hacerlo tanto organizando el riego manualmente tanto llevando un calendario al respecto, como planificando su ubicación intentando conjugar lugar ideal con necesidades de riego. Al dividir el jardín por zonas de riego (zona más seca, intermedia y húmeda) podremos automatizarlo de forma selectiva y así ahorrar agua.


Reutilizar el agua


La reutilización del agua tiene en el riego uno de sus usos más interesantes. Sobre todo porque no se necesita una salubridad igual a la del agua potable para ser nos útil.


Si el objetivo es regar las plantas de interior o unas pocas macetas o jardineras, nos puede resultar de gran utilidad el agua fría que se pierde mientras esperamos que salga la caliente o, por ejemplo, el agua en la que hervimos las verduras.


Reducir la necesidad de riego


Minimizar la necesidad de riego puede significar dese renunciar a poner césped hasta hacer un diseño del jardín estratégico, colocando las plantas más resistentes en zonas menos protegidas, y por otro lado aprovechar las áreas de sombra para compatibilizar las necesidades de luminosidad de la planta con unas menores necesidades de riego.


El acolchamiento del suelo también es otro eficaz sistema para evitar la evaporación de la humedad. Nos puede servir muy distinto material, como hojas, cortezas o mantillo, colocado en la base de las plantas.


Elegir el mejor momento


Bien manualmente o mediante programación, intentemos regar por la noche o a primera hora del día. Ambos son momentos idóneos porque evitamos la radiación solar en todo su apogeo, con lo que prevenimos la evaporación del agua.


Lógicamente, esta norma no es necesario cumplirla si las plantas están en una zona de sombra. Se trata de una recomendación que también hemos de cumplir en el caso del riego por goteo, pues aún tratándose del riego más eficiente, con ello maximizaremos esa eficiencia.


Sistemas de riego



El uso de riego por goteo es el más eficiente, pero también es cierto que requiere revisiones constantes y realizar los ajustes necesarios. Por lo general, se recomienda usar las mangueras solo si es imprescindible, y tampoco dejemos de lado la regadera.


De hecho, la regadera o el típico cubo tienen la gran ventaja de permitirnos mantener en perfectas condiciones pequeños grupos de plantas, como jardineras y macetas.


También es fundamental ajustar los aspersores, pues tienden a moverse y el agua acaba regando donde no interesa. Es importante vigilar que el agua caiga sobre la zona de riego, además de regular la cantidad para no pecar por exceso ni por defecto.


Apuesta por las plantas locales


Informarse sobre qué plantas autóctonas están en peligro de extinción o simplemente apostar por aquellas plantas lugareñas que más nos gusten es un importante gesto ecológico.


Por un lado, estamos fomentando la flora local, y con ello también la fauna, pues muchos insectos y otros pequeños animales se sentirán atraídos por ellas. Potenciaremos la biodiversidad en nuestros jardines, al tiempo que reduciremos las necesidades de riego, puesto que están adaptadas al entorno, y sus necesidades hídricas no irán más allá de las que provea el cielo. Siempre, claro está, que el cambio climático lo permita...

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